El extraño caso del papamoscas gris

Papamoscas gris. Foto: A.Pestana
Acabo de llegar de dar un paseo dominical por el río, con la bici y prismáticos en ristre. Aparte de disfrutar, que no es poco, la pretensión ha sido observar algunas especies que ahora están de paso. Nada raro salvo un papamoscas gris con un pico ínfimo, tanto que me hizo dudar de mi mismo (algo normal, por otra parte) si no es porque le he visto hasta la pupila del ojo. Ha posado como dios manda a pesar del nervio y el vuelo desquiciado de esta especie, que te lleva de poste en poste como si de una estación de penitencia se tratara.

El pico, y no es una exageración de las mías, parecía más el de un mito por la forma que tenía y la nimiez del mismo. No es que los zampamoscas, como los llama mi Primitivo amigo, tengan sobresalientes picos, pero lo bastante grandes como para trincar los insectos necesarios para mitigar los rugidos de tripas.

Me he permitido, pues, para el profano, mostrar una foto que he tomado prestada del compañero Antonio Pestana, que aprovecho para publicitar: http://www.antoniopestana.es/ porque merece, y mucho, la pena visitar.

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