Nutrias y teleras

Me lo habían dicho y no me lo podía creer, pero ayer por la tarde lo pude comprobar por mí mismo. La gente se concentra por las tardes donde estaba el hombre río para echarle de comer pan a las nutrias. Barras, vienas y teleras vuelan hasta caer en el agua, ¡plaff!, para de inmediato aparecer carpas del tamaño de un Land Rover que, como cada tarde, acuden a tomarse su ración diaria de gluten. Así están.

¿Quién tiene más curiosidad, las nutrias o los paseantes?. Aquellas, con inusual descaro, posan en la orilla y miran al personal, atentas, esquivando las teleras, no vayan a acabar en un centro de recuperación, descalabradas. Por su parte, los viandantes, la mayoría chandalseados, se esfuerzan en sacar espectaculares imágenes de los mustélidos con el móvil. Alguno terminará en el río.

¿Acabarán también comiendo móviles?


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