Pájaros empadronados

Me escribió el otro día mi amigo Curro muy preocupado. Llevaba varios días sin dormir porque no alcanzaba a comprender qué está pasando con los pájaros: posaderos de garcillas en farolas, lavanderas blancas durmiendo en cualquier jardín, andarríos como gorriones, gaviotas que te quitan el bocadillo, cárabos que comparten con nosotros el césped, abubillas que no quieren migrar… Y es cierto, los pájaros se están humanizando poco a poco, no sé si por la actitud humana, cada vez menos cafre, o por una adaptación alimenticia y comportamental que es ventajosa para su supervivencia. Más bien será lo segundo.

Recuerdo que en mis comienzos naturalistas era prácticamente imposible ver un mirlo común en la ciudad. De hecho, aún recuerdo el primero que vi. Fue en el Parque María Luisa, Sevilla, y me faltó poco para redactar una nota breve y publicarla. De inmediato me di cuenta de tamaña tontería porque los mirlos habían tomado la ciudad hispalense. Al poco tiempo hicieron lo propio con la nuestra. Hoy día convivimos con estos túrdidos, como si fuera habitual, pero nunca lo ha sido. En eso hemos ganado.

En el parquezúzculo que hay al lado de mi casa veo verderones, verdecillos, carboneros, jilgueros, herrerillos, mitos, colirrojos, mosquiteros, currucas, lavanderas, buitrones, estorninos… pequeñas alegrías para una ciudad que continúa ciega a los otros habitantes.

Hará que estar muy pendientes a estos cambios en el comportamiento de las aves, registrarlos y comunicarlos a la comunidad ornitológica. Estamos en una época de cambios, y la visión optimista de la vida nos dice que éstos son siempre buenos. Al menos, los pájaros, con su nueva actitud más cercana, nos alegran la vida un poco más. Bienvenidos, pues.


Comentarios