La senda del buitre

Llevaba varios días un tanto decaído, pero aquella mañana no podía más y, con la poca energía que le quedaba, decidió partir. Sin rumbo fijo, lo tenía claro, pero siempre destino sur, buscando calidez. Por fortuna, el astro rey quiso lucirse, y apenas tuvo que emplearse.

Y voló.

Carreteras, pueblos, cultivos, embalses, sierras, ciudades. Hasta que la gelidez del crepúsculo pudo con el sol y se rindió a la evidencia. Ese día amaneció abutre y durmió siendo un buitre leonado.


Bienvenido.