Corneja cenicienta


Todo ornitólogo con cierto grado de enfermedad se lleva los prismáticos allá donde dictaminen sus pies, y eso va desde la playa más tumultuosa al pleno centro urbano de cualquier parte generosa en humanos. Sombrilla herniante, nevera con peso de iridio, macutos con ropaje para un pueblo pequeño, calzados adaptados a varios firmes, toda suerte de gafas -buceo, sol, vista, chulis- y, cómo no, el apéndice visual del pajarero for if the fly

Y dios, o lo que sea, bajó a vernos durante la liturgia de los bártulos. ¿Qué es eso que vuela? Superando los escrúpulos inherentes a la excesiva polvareda de los durísimos secarrales almerienses, el grueso de los componentes del ritual playero cayó a plomo, a excepción, claro está, de prismáticos y cámara. Una magnífica corneja cenicienta sobrevolaba lo que se supone es un parking. Una pasada, dos pasadas, ¡vaya pasada! Con la desvergüenza corvoidea propia de su familia se posó el instante suficiente como para robarle un par de instantáneas.

Le voilà.

Corneja cencienta en Cabo de Gata

Observación publicada en Reservoir Birds